El método Wim Hof o la Terapia del frío

El método Wim Hof o la Terapia del frío

El método Wim Hof O la Terapia del frío

Déjame presentarte a un hombre sexagenario con un cuerpo y mente de treinta. De origen holandés, aunque yo diría que actualmente su patria es el planeta por todos los viajes, estancias y recorridos realizados a múltiples regiones del globo terráqueo.

El es uno de esos singulares humanos que por sus hazañas y aptitudes fuera de serie, hacen de él un ser excepcional y sin parangón. Se llama Wim Hof, aunque tal vez se le conozca mas por su apodo Iceman, el hombre de hielo, traducido del inglés.

¿Y qué lo hace tan diferente al resto de los mortales (en teoría)? Desde edad bien temprana, ya en su adolescencia Wim Hof tenía una marcada inclinación por lo desafiante, por todo aquello que a la mayoría nos parece imposible llevar a cabo, alcanzar o superar por falta de fe en nosotros mismos, inseguridades o desconocimiento del potencial que nuestro cuerpo encierra en sí. Uno de aquellos retos era “coquetear” con el frío, pero no me refiero a cualquier pequeña caída del mercurio, si no de temperaturas gélidas, hasta desarrollar una predilección por las sensaciones más intensas y lograr zambullirse en lagos helados en pleno invierno para nadar largas distancias bajo la capa de hielo que los recubre por días o semanas enteras.

Desde entonces se ha convertido en un atleta extremo que ha saltado a la fama al batir distintos récords Guinness y aparecer en programas de televisión en los que lo retan a sumergirse en un arcón de vidrio repleto de hielo y permanecer en él por largo rato, pudiendo superar una o dos vueltas enteras de las manecillas del reloj.

Algo que consigue con una facilidad apabullante e insólito temple. ¡Un tipo en busca de popularidad y sensacionalismo podrás pensar, pero nada de eso!

Es el ser más sencillo que te puedas imaginar, humilde, amable y accesible o al menos eso he percibido yo al verlo en varios videos de youtube, entrevistas y leído su libro The Wim Hof Method, activate your full human potential (el método Wim Hof, activa todo tu potencial humano).

Entre la larga lista de records batidos por este “gladiador”, me limitaré a indicar dos o tres. En el año 2007 corrió un medio maratón descalzo sobre hielo y nieve en poco más de 2 horas y 9 años más tarde (2016) repetiría esa misma prueba de atletismo, pero esta vez en un contexto bien distinto, en el desierto de Namibia, sin tomar una sola gota de agua en lo que duró su carrera.

De vuelta al año 2007 escaló el Monte Everest ataviado con solamente un pantalón corto y unas zapatillas, llegando a los 7200 metros de altitud, teniendo que renunciar a coronarlo por causa de una lesión en un pie.

¡Lo que este hombre en realidad busca y parece haber logrado ya buena parte de su cometido es demostrarnos a los demás que nos han mentido desde, vete tú a saber cuándo! ¿Quién? la ciencia y la medicina.

Pues tanto una como la otra siempre nos han dicho que nuestro organismo funciona de cierta manera y que es imposible alterarlo o incidir en su funcionamiento sin embargo Hof es precisamente lo que ha venido a demostrar, que no, que estaban equivocados o bien, lo sabían, pero deliberadamente nos han engañado.

En las Universidades de medicina, en los manuales, en los laboratorios, en todo lo relacionado con el estudio y comprensión de la mecánica del cuerpo humano nunca había cabido ni por asomo la más mínima presunción de que nuestro Sistema Nervios Autónomo pudiera ser modificado intencionalmente, entiéndase con nuestra voluntad.

Esta parte del Sistema nervioso central es el encargado de controlar ciertos mecanismos corporales como los latidos del corazón, los pequeños músculos internos de todos nuestros órganos (intestino, pulmones, estómago, vasos sanguíneos), las glándulas endocrinas, la temperatura corporal etc. Dicen que está gobernado por nuestro subconsciente, de ahí que no necesitemos tan siquiera pararnos a pensar en cómo respirar, encaminar el bolo alimenticio para ser digerido, dirigir los residuos resultantes de la digestión y absorción por sus vías de evacuación para ser expulsados del cuerpo etc.…todo esto y otros miles de labores se hacen de forma inconsciente, automática y perenne hasta nuestra defunción, o mientras todo va bien y la salud nos acompaña.

Este es el viejo paradigma. Hasta que Wim Hof apareció en escena con sus proezas y despertó la curiosidad de unos desconcertados investigadores que le propusieron realizar esas mismas “heroicidades” en un centro clínico donde se pudiera estudiar su caso particular y observar las reacciones, alteraciones o cualquier otra “singularidad” que se diera dentro de su cuerpo mientras él permanecía en modo “figura inerte” envuelto por kilos de hielo sin que ninguna parte de su cuerpo sufriese los daños que le pueda ocasionar el frío extremo, tal como la congelación de las extremidades por falta de riego sanguíneo o una muerte segura en apenas unos minutos por hipotermia.

En ese estado de inmovilidad absoluta, en la que parece entrar en trance merced a la meditación y control de su aliento, logra acceder a esos procesos fisiológicos y manejarlos a su antojo tal como ralentizar los latidos de su corazón, incrementar su temperatura corporal u optimizar su sistema inmune.

Volvamos un poco al personaje. Añadido a aquella afición por las sensaciones extremas, a mediados de la década de los 90 Wim sufriría uno de los peores reveses de su vida. Su esposa, afectada por una grave depresión se acaba quitando la vida tras años de infructuosas terapias y tratamientos varios, dejándolo solo con 4 niños en cortas edades.

Un duro golpe que le llevaría a aferrarse más aún a un método de entrenamiento físico y psíquico que ya venía implementando desde años atrás y en el que tenía una inamovible convicción de que le podría sacar de su pesadumbre y transitorio decaimiento.

A partir de ahí, darlo a conocer al mundo para ayudar a otros seres a superar situaciones agudas o bien simplemente recuperar o fortalecer su salud. De ahí se fue gestando el Método Wim Hof del que hoy millones de personas alrededor del planeta son fieles seguidores.

¿Y en qué consiste exactamente? Su fórmula reposa en 3 pilares: meditación, control de la respiración y exposición al frío, pudiendo ser, en tu propia casa, tomando una ducha helada por 3 minutos o sumergiéndote en una bañera o tina llenas de agua que puedes enfriar con hielo si no tiene la temperatura deseada.

Está bien, puede que pienses lo mismo que yo cuando lo descubrí: ¡este hombre no ha creado nada nuevo! Solo ha rescatado “herramientas” de control mental/corporal que tienen siglos de antigüedad pues la meditación es de lo más ancestral que haya persistido hasta los tiempos modernos, igual las prácticas respiratorias, y en mi caso que soy instructora y practicante de esa disciplina milenaria que es el yoga y pranayama (ver mi blog sobre este tema) despertó poco interés en mí pero debido a una mente hiper-curiosa de la que soy dueña no pude evitar ahondar en su planteamiento y con toda franqueza lo que más me llamó la atención fue el 3er pilar de su “ritual”, o sea aventurarme a conquistar la inclemencia climática que tanto me ha “tiranizado” desde niña hasta el punto de temer la última estación del año, que en Europa arranca el 23 de diciembre y en ocasiones se prolonga hasta abril o mayo (metidos en lo que se supone ya es plena primavera, a partir del 23 de marzo).

Tanto así que llegó un día en que opté por emigrar a una zona con clima cálido los 12 meses del calendario, un país tropical donde sigo viviendo, aunque con intención de algún día no muy lejano volver a esa otra parte de la Tierra (a la espera de que me reconcilie del todo con los crudos inviernos del norte de la Península Ibérica y pongo mi fe en que así será gracias al MWH).

Accedamos ahora al Método para ver cómo podemos integrarlo en nuestro día a día y comprobar por uno mismo si nos puede ser de utilidad o no. En mi humilde opinión, tendemos a acoger todo lo “novedoso” con cierto recelo, o más que novedoso, todo aquello que ignoramos.

Estamos demasiado comodones en nuestras viejas costumbres y todo lo establecido. Debemos abrir nuestra mente y expandir la consciencia para acceder a toda esa sabiduría que ha estado ahí desde tiempos inmemorables pero que por alguna razón que desconocemos nos ha sido vetada.

Dicho método se compone de una fase en la que debes dedicarle unos minutos a respirar de cierta forma. Consiste en hacer una inhalación profunda y completa dejando salir el aire sin demasiado esfuerzo. Esto se repite entre 30 y 40 veces con lo que se logra una “híper-oxigenación” del organismo que generalmente produce una sensación de hormigueo en los pies y/o manos, también pudiera ser un leve mareo.

En tu última respiración, tras la exhalación debes contener el aliento (pulmones vacíos) hasta que ya no aguantes y sientas la imperante necesidad de tomar de nuevo una bocanada de aire.

Toca ahora inspirar amplio y profundo llenando de abajo hacia arriba tus pulmones y aguantar otra vez tu aliento por solamente 15 segundos esta vez, para finalmente dejar salir completamente el aire. Este sería un ciclo al que seguirían otros 2 o 3 para así completar el primero de los 3 pasos.

Lo único que no me agrada de esta práctica respiratoria y con la que discrepo es que Wim Hof te invita a que respires por la boca (tanto la inhalación como la exhalación) y según mi aprendizaje de las diferentes técnicas de respiración “pranayama” a excepción de algunas pocas, todas se hacen por la nariz.

¡Los antiguos Maestros yoguis consideraban que la boca no forma parte del sistema respiratorio sino del digestivo, y estaban en lo cierto! no creo que a nadie nos quepa la menor duda. Las fosas nasales por dentro están tapizadas por una fina vellosidad que tiene por función filtrar el aire que inhalamos de las impurezas medioambientales además de humidificarlo y calentarlo para luego encaminarlo por los demás conductos respiratorios (laringe, faringe y tráquea) hasta ingresar en los pulmones a través de los bronquios.

Como sea, recuerdo haber visto algún video por ahí en el que Hof responde a alguien que le plantea esta misma interrogante, que no es tan importante que se haga de un modo u otro (por nariz o boca), en lo que debemos enfocarnos es en respirar hondo y seguir las demás pautas. Cosa que hago, o sea, respirar por la nariz y el resultado es el mismo pues alcanzo a sentir ese cosquilleo en mis extremidades y ligero “vértigo”.

Una vez realizado este ejercicio, en el siguiente paso te propone entregarte por unos minutos al silencio interior o dicho en sola una palabra, a la meditación. Si todavía no estás familiarizado con esta técnica, te invito a que visites mi blog sobre este tema titulado “meditación vs mindfulnes”.

Pero para sintetizar, no es otra cosa que poner tu atención en ti, en tu cuerpo, en tu aliento e ir acallando la mente paulatinamente. En este caso, ese momento a solas contigo mismo sería algo así como “mentalizarte” para ejecutar la 3era y última fase del Método. De hecho, Wim Hof se refiere a su práctica meditativa como un cambio de mentalidad.

¿Y cómo me mentalizo? bueno, sencillo, una vez tu mente este aquietada y receptiva, visualízate adentrándote en esa bañera con agua helada que vas a preparar o ya te está esperando, sin ninguna dificultad. Como si fuese algo de lo que estás ya tan acostumbrado que no te supone ningún esfuerzo, zozobra o acondicionamiento previo. El hecho es, que cuánto más relajado estés y centrado en tu misión más viable será y provechoso el resultado.

He de admitir que, para alguien como yo, sobre quien el frío tiene un aplastante poder, un elemento de la naturaleza frente al cual me declaro derrotada de antemano, la simple idea de visualizarme metiendo un pie en el agua gélida, ya me estremecía. Peeero, parecido al creador de este método, a mí también me atraen los retos, probar, explorar, experimentar nuevas sensaciones, vivencias, aventuras…la vida sería demasiado monótona si no!

Por esta razón cuando me topé con esta información quise indagar algo más para finalmente acabar adoptando la propuesta, eso sí, con cierta cautela, en cuanto a ese “enfrentamiento con mi feroz contrincante el frío”.

Confieso que la primera vez que me sumergí en el agua fría, no lo estaba tanto en realidad. Probé antes en un río de por aquí cerca que en comparación con el mar Caribe el agua es bastante más fresquita pero lejos de llegar a las bajas temperaturas que buscamos para esta misión.

Empecé con unos 18 grados, que visto así no parece tanto, pero sabiendo que afuera el termómetro marca casi a diario (ahora en verano) 35º o algo más, el contraste es ya bastante considerable.

Ahora, unos meses después de mi “primer bautismo” (creo que ya estoy a corta distancia de mi “graduación”) puedo sumergirme en el agua a 10 grados y aguantar con estoicismo por 8 minutos o hasta que ya el mismo cuerpo me avisa de que es momento de abandonar el frígido medio acuoso. La meta es llegar a 3 o 0 grados (¡uf! aquí sí necesitaré una buena dosis de enfoque mental y convicción preliminar).

A 10º, para mí, la sensación al entrar en mi tina es como hundirme entre millares de micro agujas. ¡Supongo a 3 o 0º en lugar de agujas, sean cuchillas! Lo más difícil en realidad es zambullirte.

Me he dado cuenta de que trascurridos 2 o 3 minutos la sensación de frío desaparece y es como si tu cuerpo se calentase por dentro para contrarrestar y tolerar ese agente externo tan “violento”. Por lo visto, parece que así es según esos investigadores han observado en la respuesta del organismo de su “cobaya” al frío extremo. Otra de las bondades de este último pilar del Método es que refuerza tu capacidad de adaptación a algo adverso o muy desagradable. Ya sabes, esa “palabrita” tan de moda en esto tiempos: tu resiliencia.

Antes de cerrar esta exposición, permíteme agregar que este método puede brindarte beneficios inmediatos, contrariamente a otros que se dilatan en el tiempo hasta realmente aportarte algún provecho como pueda ser la meditación, el yoga o cualquier nuevo hábito que quieras adquirir para hacer pequeños (grandes) cambios en tu vida. Uno de los más relevantes según mi criterio es que el frío tiene la inestimable virtud de desinflamar tu cuerpo.

¿Qué es si no lo primero que te recomienda tu facultativo o tú mismo lo haces cuando te has dado un golpe y seguido se te inflama la zona? aplicar hielo. En este mundo de hoy, muchos de las dolencias o enfermedades están relacionadas con la inflamación del cuerpo. Tanto el ejercicio respiratorio (sobre todo en su fase de apnea) que Wim propone como la exposición al frío aumentan la producción de adrenalina, noradrenalina y cortisol.

 Sí, has leído bien, ¡cortisol! seguro esta palabra te recuerda algo más no es así? cortisona tal vez? ese mismo analgésico que te inyecta tu doctor para aliviar un dolor persistente en alguna articulación, pero con una larga lista de efectos secundarios. Sin embargo, el cortisol es una sustancia natural con potente poder antiinflamatorio que el cuerpo segrega cuando se siente bajo amenaza preparándolo para lo que se conoce como el mecanismo de supervivencia o de “lucha o huida” (desarrollado desde milenios atrás cuando nuestros ancestros se topaban con un león -o cualquier otro peligro- y tenían que enfrentarlo y luchar por su vida o echar a correr todo lo rápido que sus piernas les permitieran).

En la actualidad, estas hormonas/neurotransmisores, son liberadas cuando estamos bajo las peligrosidades contemporáneos que no son otras que el propio estrés que demasiado a menudo nosotros mismos creamos en nuestras cabezas por X motivos, y por esa razón se las conoce más comúnmente como “las hormonas del estrés”.

El caso es que cuando estos químicos son segregados por cortos períodos de tiempo, nos son benignos, pero, dañinos cuando su producción no cesa nunca por vivir en tensión permanente. Te sonará esa frase que dice que: “la dosis hace el veneno”, o también “lo que no te mata te fortalece”.

Traducido en términos científicos a esto se le llama “hormesis”, la respuesta adaptativa de tu cuerpo a unos componentes que en baja dosificación le son favorables, pero en alta concentración podrían llegar a ser letales. Intento explicarlo tal y como lo entiendo yo, por favor no se me juzgue con demasiada severidad y pido disculpas si algún profesional de la medicina está leyendo esto y considera que mi entendimiento y explicación no son del todo correctos, pero según mis pesquisas espero al menos acercarme al sentido de este vocablo.

Para concluir con este artículo, te comparto otros dos de los efectos positivos del Método y no menos importantes. Volviendo al ejercicio de respiración, sumado a sus efectos sedantes éste tiene la particularidad de aumentar la cantidad de oxígeno en los tejidos corporales.

Este incremento de la concentración de oxígeno tiene un impacto sumamente positivo en tus funciones cognitivas y performance deportiva. Altamente aconsejable si haces cualquier tipo de deporte regularmente para mejorar tu rendimiento y más especialmente en los deportes de fuerza (levantamiento de pesas, por ejemplo) ya que permite que el músculo se recupere mas rápidamente tras el esfuerzo, aumentes tu resistencia muscular y puedas entrenar con más intensidad y por más tiempo sin fatigarte.

La otra virtud de este tipo de respiración es que alcaliniza tu organismo. Para no dilatar esto más de la cuenta sólo te diré, por si no lo sabes, que, en un medio alcalino, ningún virus logra sobrevivir. Tampoco las células cancerígenas.

Bien, llegados aquí, en ti está ahora, averiguar más sobre el tema y contemplar la idea de eventualmente incorporarlo en tu vida junto a otras herramientas para tu autocuidado o hacer esos pequeños/grandes cambios que te llevarán a un nuevo estilo de vida para poder gozarla plenamente sin los típicos achaques que con el paso del tiempo son ineludibles a menos que te pongas manos a la obra desde ya mismo!

Una advertencia, no obstante: cuando de esto se trate, introducir nuevas rutinas/conductas en tu día a día, por favor recurre siempre al sentido común. ¡Sé razonable!

Tómate tu tiempo, empieza de a poco, valora cada detalle, investiga, infórmate bien, pregunta a otros que tengan más experiencia que tú, a los profesionales que se dedican a lo que tú buscas y por supuestísimo a tu médico si tienes la más mínima duda de que te pueda ser contraproducente.

No todos somos iguales, no todos tenemos las mismas condiciones físicas o mentales, el mismo nivel de energía, aguante, capacidades etc. etc.…cada persona es un mundo, y lo que a mí me sirva no significa que a ti también. Ante todo, precaución. ¡Buena suerte o práctica si decides “unirte al club”!

Namasté.

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Ana Fernandez

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